5 jul 2010

EL ARBOL DE LOS PROBLEMAS

Un carpintero que había contratado para ayudarme a reparar una vieja granja, acabó su primer duro día de trabajo. Su sierra eléctrica se había averiado y le hizo perder más una hora de trabajo. Por si no fuera suficiente desgracia, su viejo camión se niega a arrancar. No pude por menos que invitarlo a llevarle a su casa. Se sentó en el asiento del acompañante y guardo un profundo silencio. Una vez en su casa, me presentó a su familia que lo esperaban delante de la puerta de la casa. Mientras nos dirigíamos a la puerta, se desvió brevemente hacia un pequeño árbol y acarició algunas de las puntas de las ramas con toda la delicadez que le permitían sus toscas y ajadas manos.

Cuando se abrió la puerta, ocurrió una sorprendente transformación. Su semblante, castigado por el sol, se llenó rápidamente de sonrisas. Abrazó o a sus dos pequeños y le dio un sonoro beso a su esposa. Después de ofrecerme una humeante taza de café, hablamos de cuanto lo quería su mujer y de cómo se conocieron en la ciudad. Cuando se acercaba el momento de la despedida, me acompaño hasta el coche y al pasar cerca del árbol, sentí curiosidad y le pregunte. ¿por qué acarició con ternura sus delgadas ramas? Él respondió:

- "Oh, ese es mi árbol de problemas. Sé que yo no puedo evitar tener problemas en el trabajo, pero una cosa es segura: los problemas no pertenecen a la casa, ni a mi esposa, ni a mis hijos. Así que simplemente los cuelgo en el árbol cada noche cuando llego a casa. Luego, al día siguiente, miro de volverlos a "cargar" otra vez. Lo divertido es que (dijo sonriendo) cuando salgo por la mañana para recogerlos, ni remotamente hay tantos como los que recordaba haber colgado la noche anterior".

Siempre se puede aprender algo de cualquier persona que nos encontramos un día cualquiera, si sabemos mirar y escuhar con atención y preguntar...

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